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Foto del escritorNatalia Isekzon

La supresión de los impulsos naturales

En la medicina Ayurveda se reconocen 13 impulsos naturales que no deben de ser suprimidos.

Estos son:

1. Micción

2. Excreción

3. Eyaculación

4. Tirarse pedos

5. Vómitos

6. Estornudos

7. Eructos

8. Bostezo

9. Comer

10. Beber

11. Llorar

12. Dormir

13. Respirar


Cada impulso natural tiene su propósito, ninguno de ellos es incorrecto o debe ser suprimido.

Suprimir cualquiera genera un efecto de desequilibrio y trastorna la fuerza vital.

El producto que debe ser expulsado se ve obligado a permanecer en el cuerpo y el impulso natural de expulsarlo se suprime y se hace retroceder.

Esto no sólo debilita la función suprimida, sino que también altera todo el sistema nervioso, ya que la energía nerviosa detrás del impulso debe descargarse en otra parte. Puede causar un flujo en la dirección incorrecta o salirse completamente del canal. La supresión de los impulsos naturales tiende a trastornar a Vata Dosha.




EFECTOS SECUNDARIOS DE LA SUPRESIÓN DE LOS IMPULSOS NATURALES


  • La supresión de la necesidad de orinar altera los riñones y el sistema urinario. Provoca dificultad o dolor al orinar, dolor en la vejiga, dolor lumbar y dolor de cabeza.

  • La supresión o retención de la necesidad de defecar altera el colon, los sistemas excretor y digestivo. Provoca estreñimiento, dolor y distensión abdominal, dolor de cabeza y calambres musculares.

  • La supresión de la necesidad de eyacular daña los sistemas reproductivo y urinario. Provoca dolor en el pene y los testículos, hinchazón de la próstata, dificultad para orinar, dolor cardíaco, malestar general e insomnio.

  • La supresión de la necesidad de tirarse pedos provoca estreñimiento, dificultad para orinar, dolor y distensión abdominal y diversos trastornos de Vata. El aire residual retenido es absorbido por los huesos y la médula, donde puede agravar trastornos artríticos o nerviosos. No sólo trastorna el sistema digestivo sino que también agrava el Vata en todo el cuerpo.

  • La supresión de las ganas de vomitar provoca náuseas, anorexia, edemas, anemia, fiebre y enfermedades de la piel.

  • La supresión de las ganas de estornudar provoca dolor de cabeza, dolor del nervio facial o entumecimiento y debilidad de los órganos de los sentidos. Daña los pulmones y el sistema respiratorio y aumenta las reacciones alérgicas.

  • La supresión de las ganas de eructar provoca hipo, anorexia, dificultad para respirar y palpitaciones. Aquí se incluye la supresión de la tos. Tanto el sistema respiratorio como el digestivo pueden verse alterados de forma significativa.

  • La supresión de las ganas de bostezar provoca temblores, entumecimiento, convulsiones e insomnio. Agrava principalmente a Vata y al sistema nervioso.

  • La supresión de las ganas de comer provoca falta de apetito, mala digestión, malabsorción y mareos. Trastorna todo el cuerpo y la mente a través del sistema digestivo y puede provocar la supresión del fuego digestivo.

  • La supresión de las ganas de beber provoca sequedad, sordera, fatiga y dolor de corazón. Altera el sistema de agua y altera la vitalidad y puede provocar sequedad en la piel o deshidratación.

  • La supresión de las ganas de llorar provoca enfermedades oculares, alergias, aturdimiento y enfermedades cardíacas. También implica la supresión de las emociones.

  • La supresión de las ganas de dormir provoca insomnio, fatiga, dolor de cabeza y pesadez en los ojos. Trastorna el sistema nervioso y la mente, particularmente Vata.

  • Reprimir las ganas de respirar provoca tos, asma, respiración difícil o superficial, falta de fuerzas y enfermedades cardíacas. Suele ocurrir cuando estamos perturbados o asustados y es posible que no lo notemos. La respiración consciente puede corregir muchas condiciones emocionales.



El no suprimir los impulsos naturales es muy diferente a simplemente complacerlos. Promocionarlos excesivamente a través de factores como comer, beber o tener sexo en exceso es igualmente desequilibrante. Forzar una función cuando no hay un impulso natural, como comer cuando no hay hambre, también genera malestar, particularmente para Vata dosha.

La no represión tampoco significa ser descortés o vulgar, sino atender nuestros impulsos de manera sana y considerada.


Seguir la naturaleza y la moderación siempre van de la mano. Lo natural nunca es extremo. Atender un impulso no es lo mismo que abastecerlo. Una vez que nuestros gustos y sentidos están sobre estimulados, es difícil restaurarlos a un estado de equilibrio. Podemos llegar a desear las mismas cosas que agravan aún más nuestra condición.



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